Esta obra se desarrolló en el tiempo y espacio de una catarsis severa, en medio de una crisis permanente en la que, con el pasar de los años, fueron aumentando los enfrentamientos a muerte con el mundo material e inmaterial, contra la razón, entre las ideas del bien y del mal, contra los instintos naturales, contra la existencia del ser, contra la propia voluntad de vivir.

Esto es un manifiesto breve, un tridente musical e iconoclasta que invita a reflexionar sobre algunos temas que han atormentado a algunos humanos desde los inicios de la historia: 1. el colonialismo y la dominación judeocristiana, 2. el miedo al dolor y la soledad como síntomas de la pérdida de sentido, y 3. la resignación y la melancolía como medidas paliativas para la aceptación de la nada.

"Anomia" es una obra sincera y subversiva -provocadora- que ha sido imaginada por seres instruidos en las artes de la negación y la perturbación de lo "imperturbable". David C., en las percusiones ha liberado coraje, aflicción y repulsión; sensaciones que sólo pueden existir en un mundo degradado como el que vivimos en la actualidad, un mundo que se muestra indolente ante nuestra existencia, dominado por la función técnica, donde la nostalgia y la tristeza se vuelven un tañido melancólico. En los tambores resuena un salvajismo interior que, al mismo tiempo, va acumulando rabia y enojo para después hacerse estallar en el vacío. Así es como David creó el ruido, así nació la estridencia, en donde siempre había gobernado el silencio. Por su lado, Liann H., al igual que una chamana, en su arte visual ha profetizado un escenario que contrapone los vestigios de las sociedades tradicional y moderna ante un acto de crueldad desublimatoria, acto que obedece a la supremacía comunitaria de la defensa de lo místico y lo natural por sobre la ley del capital o de cualquier interés individual. Su visión onírica derrumba la mentira adormecedora del conservadurismo judeocristiano y, por medio de una tragedia, retrata a un criminal de la naturaleza, Mauricio Kuri, siendo aniquilado por un ser cruel y maligno de carácter ofídico, su opositor natural: Agöth Euterpe; en medio de un Querétaro que yace en llamas, donde templos y monumentos son derruidos por el mismo fuego que ha gobernado la tierra para después purificarla. Liann hace de esta tragedia apocalíptica y cruel una utopía deseable y alcanzable. Por último, Agöth E. ha manifestado a través de gritos y lamentos su odio y dolor -perenne- por la vida: esto no es más que el sufrimiento de una existencia vacía. En medio de un carnaval violento lleno de emociones y sensaciones que encarnan en su ser ofídico, y acompañado en la vida con una instrumentación dramática llena de horror, él sólo reclama todo lo que le han negado, su libertad. Esto es "Anomia".

¡Arte extremo y liberal!
¡Arte desublimatorio!
¡Arte en estado de guerra!